Inteligencia emocional

La inteligencia emocional es la capacidad que tiene el ser humano de gestionar sus diferentes emociones según la situación a la que se enfrente. Una persona con alto nivel de inteligencia emocional, será capaz de adaptarse, sobreponerse y mejorar su rendimiento.

Hoy en día, las personas están sometidas a mucho estrés laboral, incertidumbre, dificultades de conciliación….y muchas situaciones que requieren de un autocontrol de las emociones para que no afecten en nuestro día a día. Como se automatizan muchas de las tareas de nuestros trabajos con la tecnología, la cualidad que da importancia a un trabajador dentro de la empresa es el trato con el cliente y con el resto del equipo. Para ello, siendo conscientes de que cada uno vive una situación personal concreta y, tal vez, diferente, los trabajadores deben entender cada situación que se les presente durante los procesos de su trabajo. Por esto, la inteligencia emocional es una de las soft skills más demandadas. 

¿Y qué ocurre en la escuela? Podríamos decir que esta habilidad es una de las más recurridas en los centros escolares. En Argentina, por ejemplo, se lucha desde hace tiempo por una ley de Educación emocional. Algunos colegios españoles tienen en sus programas la asignatura de Educación Emocional. Pero nos encontramos con una barrera, la de siempre, para dotar a esta asignatura de la importancia que requiere: el currículo. Dentro de éste no se contempla la IE como prioritaria, siempre sobrepasada por la adquisición de contenidos y competencias. 

Entonces, no pasará nada si alguno de los alumnos «suspende» en IE, pero sí que pasará si suspende Música o Matemáticas. Es curioso, porque probablemente un alumno o alumna que tenga todas las capacidades intelectuales suficientes como para aprobarlas pero no lo consiga, tal vez esconda un déficit en IE que le impida o dificulte centrarse en esta asignatura. Y si a esto le añadimos que la relación del alumno o alumna con el profesor es determinante para dominar la IE, para qué queremos más. Decía Cesar Bona, profesor galardonado en múltiples ocasiones que «es triste que la felicidad de un niño en la escuela dependa del profesor con el que le toque». ¡Qué frase más acertada! A mí me ha pasado y estoy seguro de que a aquellos que estáis leyendo esto, también.

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