El autoconocimiento consiste en conocernos profundamente a nosotros mismos, sabiendo entender nuestras emociones, defectos, cualidades y problemas en cualquier contexto.
En el mundo laboral, esta habilidad se antoja muy necesaria puesto que con la nueva tendencia del teletrabajo se requiere por parte de los trabajadores de mucha autonomía a la hora de realizar sus tareas. Además, se busca a personas proactivas.
¿Y qué ocurre en la escuela? En la etapa infantil se hace un trabajo extraordinario para conseguir que cada alumno tenga una percepción lo más exacta posible de su esquema corporal. También se trabaja en el autoconocimiento, pero de un modo demasiado básico. Esto provoca que, cuando acceden a la etapa primaria, los alumnos todavía desconocen sus habilidades, sus fortalezas y sus defectos. Si bien es cierto que en esta etapa desarrollan de manera más cualitativa su personalidad, no existe una parte específica que dirija el aprendizaje hacia las cualidades propias de uno mismo. Creo que se podría resumir en: eres bueno en matemáticas, en música… En las evaluaciones sí se comenta aspectos de la personalidad que pueden influir en sus destrezas o en la cohesión con el grupo, pero no se le dedica el tiempo suficiente en clase, trabajando de manera directa con los alumnos.
En mi opinión, debería de haber una clase específica que trate este tema, de manera sistemática y todas las semanas. Al no conocer sus virtudes y limitaciones, el alumno o alumna tratará de compararse y equipararse al resto de sus iguales. Y esto lleva a la frustración cuando no se consiguen los objetivos.
Si el alumno fuera consciente de cómo es y hasta donde puede llegar, se centraría en potenciar sus habilidades y trataría de corregir los fallos. Esto es sencillo, pero en la escuela parece demasiado complicado.