«Necesito este informe mañana» «quiero con urgencia estos documentos»….les suena, ¿verdad?. El mundo digital nos ha traído grandes ventajas, pero también algunos inconvenientes. Vivimos en la era de «lo necesito ya», de la multitarea, de estrés y de la poca importancia hacia todas las tareas que deba realizar el otro. Además, con la modalidad de teletrabajo, tenemos muchas distracciones a nuestro alrededor. Sin una supervisión directa de nuestro trabajo, aunque sí que se haga de manera telemática, podemos caer en la distracción y provocar que se nos acumulen las tareas. Por eso es importante la planificación diaria, incluso con nuestros ratos de descanso incluidos dentro de la misma. Ser el dueño de tu agenda está muy bien, pero con responsabilidad. Por esto es muy necesario dominar la gestión del tiempo, por ti y por la empresa.
¿Y qué ocurre en la escuela? Creo que hay un error de proceso en la enseñanza de esta habilidad. «Tenéis 15 minutos para hacer esto», «os quedan 5 minutos»… Estas órdenes también nos suenan, aunque para algunos les suene ya a algo muy lejano. Cuando se escucha alguna frase como esa, lo primero que le viene a la cabeza al alumno es susto, después presión y después la inseguridad o decepción por no haber gestionado bien y haber dejado una pregunta sin responder o un ejercicio sin resolver. Y después de vivir estas situaciones, toca gestionar las emociones. En la escuela no se enseña a organizarse el tiempo. Para esto, se requiere de un conocimiento previo de las actividades a realizar, del tiempo que se dispone… y conlleva un análisis previo por parte del profesor para saber exactamente cuánto tiempo se debe dedicar a cada tarea. Esto ocurre tanto en clase como en casa. «Esto en cinco minutos debería estar hecho», recuerdan, ¿no?. Cinco minutos no son los mismos minutos para un alumno que para otro, en una asignatura u otra… Si nos preocupamos al inicio de curso de enseñar a los alumnos cómo programarse las tareas en la escuela y en casa, todo iría mucho mejor. Pero esto requiere esfuerzo de profesores y de padres por cumplirlo. Si queremos evitar el sufrimiento de nuestros hijos y a la vez, que aprendan a gestionarse de manera individual, debemos reforzar mucho el trabajo de esta habilidad.