La oratoria es, según el diccionario, la capacidad de hablar en público con elocuencia y con la capacidad de persuadir, conmover o conquistar a quien está escuchando. Pero esto no se consigue solo con saber hablar. El tono, la gestualización o el dominio del espacio son algunas de las características que un orador debe dominar. Esta habilidad, guarda estrecha relación con la IE (Inteligencia Emocional), de la que hablamos en el post anterior.
En el entorno laboral, podríamos decir que es la facilidad con la que una persona transmite su mensaje y este llega a los receptores, ya sean jefes, equipo, compañeros o clientes. Una persona que tenga la facilidad de comunicarse, tendrá mucho terreno ganado.
Pongámonos en la situación de una persona que tiene un CV académico impresionante, títulos de todos los colores, expediente impecable… y llega a una entrevista de trabajo y los nervios le pueden, le superan y se queda en blanco. O un caso que he conocido de cerca: una persona muy válida que se prepara a conciencia una oposición, estudiando día tras día, renunciando a vida social y entretenimientos que le puedan distraer de su objetivo. Llega el día tan esperado, lleva todo preparado coma por coma, punto por punto. Y, de repente, le invaden los nervios, se queda en blanco, abandona la sala donde debería cantar esos temas que llevaba tan bien preparados y tira por la borda todo el trabajo y esfuerzo cosechado durante un largo periodo de tiempo, lo que le lleva a pensar si tirar la toalla o no. ¿Y si el empleado falla en la exposición de el trabajo que le habían encomendado en su empresa? Y así con multitud de situaciones.
¿Qué ocurre con la oratoria en la escuela? Al igual que la IE, hay colegios que han introducido una asignatura de Oratoria dentro de su horario. En otros, existe la actividad extraescolar o incluso van a torneos de oratoria en los que se enfrentan a otros colegios. ¿Podríamos decir que se trabaja entonces la oratoria en la escuela? Pues bueno, dependerá de si los padres quieren apuntar a sus hijos a la actividad extraescolar en los colegios que la oferten. Respecto a aquellos centros que la incluyen dentro de su horario, teniendo en cuenta que deben adaptarse a la adquisición de contenidos mínimos marcados por el currículo educativo, podemos decir que sí se trabaja. ¿Pero con la importancia que merece? Hago de nuevo la pregunta que hice en el post anterior…. Pongámonos en la hipotética situación de que en el boletín de notas aparece una calificación para la asignatura de oratoria. El alumno X ha suspendido esta asignatura, pero ha sacado en las habituales muy buenos resultados, ¿le dirás a tu hij@ que debe esforzarse en oratoria? ¿le darás la misma importancia a ese resultado que al de, por ejemplo matemáticas?.
Seguramente, mientras lees esta parrafada, respondas que sí. Pero la verdad es bien distinta. Al final, que tu hij@ pase de curso o pueda acceder a una carrera u otra, dependerá de las asignaturas «de siempre». Por lo que se le restará valor a algo tan importante como el desarrollo personal de tu hijo.
¿Y qué ocurre con los colegios que ni la ofertan como actividad extraescolar ni la incluyen dentro de su horario? Pues que la adquisición de las cualidades de la oratoria, dependerá del empeño del profesor, se reducirá a hacer exposiciones y que el profesor evalúe si se las sabe o no. Con suerte, encontraréis a un profesor que evalúe por rúbricas y dé importancia a todas las características que aporta la oratoria. Con suerte….